El Reiki nació hace más de 2500 años tal como está evidenciado en los Sutras Sánscritos y los escritos de los Monjes Tibetanos, Es una técnica de sanación y auto-sanación japonesa que fue redescubierta por el Dr. Mikao Usui que empezó a divulgarla en los años 20 del siglo pasado.
En los cursos de Reiki empezamos a conocer como se activa la energía en nuestras manos, como la sentimos, como la percibimos, en que lugar de nuestro cuerpo se queda estancada formando Hibikis (nudos energéticos) incidiendo directamente sobre los centros energéticos que impiden la libre circulación de la energía produciendo desequilibrios físicos.
Al fluir la energía podemos sanar, transmutar, fortalecer nuestros cambios internos y nuestra manera de pensar, ya que despierta en el corazón el verdadero sentimiento de amor.
Con ayuda de la respiración canalizamos energía del Universo, elevando nuestra vibración con diferentes y variados ejercicios donde purificamos, sanamos y activamos nuestra vitalidad restableciendo el equilibrio energético de una manera sencilla, eliminando bloqueos que vamos acumulando por situaciones que vivimos a lo largo del día y reconectando con nuestra paz interna sintiendo la felicidad plena y el amor.
El Reiki es una energía, si sabemos que una molécula esta compuesta de protones, neutrones y electrones y dentro lo único que se mueve es energía, podemos entender que la energía es real y existe.
En el Reiki no existe tiempo, espacio, distancias ni límites siempre y cuando se respete el libre albedrío de la persona.
Tampoco reemplaza al tratamiento médico, aunque sí se puede utilizar de forma complementaria.
Hacer un curso de Reiki es algo más que hacer un cursillo de fin de semana, es un crecimiento personal, es el compromiso con uno mismo de trabajar diariamente con una filosofía diferente.
Es un trabajo personal diario en el que aprendes a conocerte y aceptarte a ti mismo, desarrollando todas tus capacidades, equilibrando tu mente, tu cuerpo y tu alma.